Posturas Invertidas: Los juegos de la libertad

En el Yoga hay juego, porque ésta práctica no se puede dar sin experimentar, sin abrirse a lo que ella trae para nuestro cuerpo y nuestra mente, y así poder transformarnos. 

 El Yoga nos lleva a expandir nuestra percepción y por lo tanto ¨nuestra realidad¨. Si tu mente-cuerpo se expanden, tu realidad se expande y si por el contrario se contraen y se cierran más, así mismo lo hará tu propia experiencia de la realidad.


Cuando nos enfrentamos a las posturas invertidas (parada de cabeza, parada de antebrazos, de hombros, de manos, etc.), nos encontramos con ese MIEDO a perder el control, el miedo a lo desconocido, el miedo a no tener suficiente fuerza o libertad y por lo tanto, nos sentimos frustrados. Es hora entonces de empezar a jugar, a estirarnos a través de la mente y encontrarnos en otro lugar, desconocido, pero tal vez fascinante.

Estas posturas se convierten en nuestras grandes maestras, pues nos van a enseñar una de las más importantes lecciones para nuestra práctica y por consiguiente, para nuestra vida. Gracias a estas posturas emprendemos un camino en el que cultivamos la fuerza, la gracia y la confianza para ser nosotros mismos.

Las inversiones contienen una gran enseñanza para nosotros: el equilibrio, la paz, la claridad mental y la conexión con nuestro ser interior, se logran poniendo el corazón por encima de la cabeza, y la fuerza que se deriva de ello es el poder de la entrega (the power of surrender), que trasciende los límites de nuestro EGO. 

Para lograr una inversión, además de estar dispuesto a jugar, a caer unas cuántas veces, y a levantarse feliz una vez más; debes entrar en contacto con el eje de energía o shakti (energía y poder que esta detrás de todo lo que hay) que recorre todo tu cuerpo y que te llevará a hacer posible que te sostengas en equilibrio en un postura inusual, es decir, que rompe con los esquemas que normalmente te sostienen. Allí te liberas y te transformas, empiezas a jugar y a descubrir lo que es posible para ti, para tu cuerpo-mente. 


Uno de los Yoga Sutras de Patanjali (el texto sagrado más antiguo que contiene la sabiduría del Yoga), nos habla de este poder de la entrega (surrender, being able to flow); esto es Ishvara Pranidhana (entrega al ser divino). Con este Yoga Sutra, Patanjali nos abre un camino hacia la propia realización, pues poder entregarnos es la condición para hacer posible lo que parecía imposible: Recrearnos. Pero entregarse no quiere decir volverse pasivo o inactivo, la entrega requiere de una profunda fuerza interna, que reconoce que la energía de la vida está fluyendo dentro de nosotros y que si la dejamos fluir, podremos movernos cuando las puertas se abren, darnos cuenta cuando algo puede ser transformado dentro o fuera de nosotros, sin resistencia. Nuestro cuerpo-mente se relaja y puede actuar en consonancia con lo que requiere el momento presente tal como es.  Los momentos en los que llegamos a mayores transformaciones en nuestra práctica, y en nuestras vidas, se dan cuando pasamos por una secuencia de esfuerzo intenso e impositivo, luego por un periodo de frustración y negatividad por no lograr lo que queremos, y finalmente, por el momento de la entrega, de poder soltar el control de lo que no se puede controlar y abrirnos a poder recibir la vida tal como es y ver qué nos quiere decir. En este ultimo momento surge una gran fuerza interna que nos hace sentir que todo está bien, que todo es posible si en vez de control, hay gracia y amor, libertad y alegría, pasión e intensidad, pero sobretodo, receptividad y ecuanimidad.


Las posturas invertidas, son consideradas por los grandes yogis como las posturas maestras del Yoga, ya que su constante práctica nos puede llevar a mantener un cuerpo totalmente saludable, una mente en calma y clara, una memoria prodigiosa, y el flujo del prana o fuerza de vida que se activa en nosotros, revitaliza cada célula de nuestro cuerpo.  

Y cuando esto sucede, podemos tener una vida más consciente, abrirnos, suavizarnos, sentir que todo y todos estamos vivos, que somos un campo abierto y receptivo para experimentar, compartir con otros, para reír, amar y jugar, y para esto no hay tiempo ni espacio que nos condicione.

Así entonces, valiéndonos de las hermosas herramientas que nos da el Yoga, vamos a ponernos ¨patas arriba¨. En algunas de esas posturas desde donde se ve el mundo al revés, puedes desafiar las barreras del cuerpo, los miedos de tu mente, y lo más importante, puedes poner por un ratico, el corazón por encima de la cabeza. 


¿Y entonces, por qué no experimentarlo? 
¿Qué quiere decir esto?
 


Tener el corazón por encima de la cabeza quiere decir que la mente está suspendida, en equilibrio, no interfiriendo con discursos y trabas, dándote así un momento de silencio para poder sentir eso que eres, eso que se manifiesta a través de ti… vida, ganas de experimentar, transgredir y crecer, deseo de libertad y belleza, vértigo, asombro, celebración, amor…¡ y quién sabe cuántas cosas más!